LA PESADILLA
CONTINUA.
Montado en un brioso corcel blanco, un noble caballero
deambulaba con prisa y ansiedad por la espesura del bosque, buscando y buscando
a su bella princesa quien por un oscuro maleficio dormía hacia cien años.
No
había tenido suerte el tenaz caballero, pues de la bella princesa ninguna pista
nadie le había dado, el castillo solo y abandonado estaba y unicamente
escombros había encontrado.
Por
fin, cierto día encontró en un viejo camino a un anciano de pequeña estatura, y
dirigiéndose a el le pregunto: ¿Dime noble anciano, sabes tú donde puedo encontrar
a la bella durmiente del bosque?
Tengo
mucho tiempo de buscarla y encontrarla difícil me ha sido. El viejo
hombrecillo, con una expresión de desenfado y relajamiento le responde: “La bella
que tu buscas, ya ha despertado, pues predicho había sido que al termino de
cien años el maleficio terminaría. Ve pues por este camino sin tomar ningún desvío, y cuando llegues al estanque
de las mariposas veras a un costado una casa de madera con chimenea
donde se escucha el trinar de los pájaros y el canto de las hadas buenas. En
ella encontraras a la bella durmiente del bosque.
Así
lo hizo el noble caballero, siguió por el camino que el hombrecillo le había
indicado y ciertamente después de cabalgar un tiempo avisto una linda casita,
toda ella de madera, enclavada acogedoramente en medio de la espesura del
bosque cerca de un bello estanque donde llegaban a calmar la sed: simpáticos
venados, alegres pajarillos, inquietas ardillas y conejos, toda una estampa
paradisíaca.
A
medida se fue acercando a la choza, comenzó a escuchar una dulce y melodiosa
voz que entonaba un cántico que más bien parecía provenir de un ángel
celestial.
Finalmente
cuando estuvo frente a ella, su debilitado cuerpo se estremeció, sus cansados y
apagados ojos parecieron brillar nuevamente, su corazón pareció cobrar nueva
vida, cuando tuvo a la vista la angelical y radiante belleza de la princesa.
Inmediatamente
se bajo del caballo y se acerco a ella, luego de admirarla por un instante
acertó a decir: “Aquí me tienes, mi dulce y bella princesa, por fin después de
tantos años he logrado encontrarte, para entregarte mi amor y mi corazón, que
no ha dejado de latir por ti durante todos estos años que intensamente te ha
buscado”. Seguidamente le tomo una mano y suavemente se la beso.
La
princesa lo vió con ternura, y sentía que su corazón se embargaba de alegría y
tristeza, y muy sutilmente le dijo:” Querido príncipe, durante mucho tiempo me
has buscado y mi corazón aunque dormido igualmente te ha esperado, el hechizo
ha terminado después de 100 años, mis padres, mi castillo y todas las personas
queridas han desaparecido y en mi hogar este bosque se ha convertido”.
A mi
corazón el pesar y la angustia lo invaden, porque el tiempo no te ha perdonado
y el paso de los años en tu cuerpo se ve reflejado, tu cabello completamente
blanco se ha tornado y tu bello rostro muestra los surcos que en su piel se han
grabado.
Oh!
Mi señor, quererte como a un padre el destino me impone y amor de una hija solo
puedo brindarte. Me despierto de un hechizo que prisionera muchos años me ha
tenido, y ahora otro maleficio ha aparecido, pues viviré el resto de mi vida
sola, sin esperanza de dar mi amor a mi príncipe soñado.
FIN
Adaptado y
modificado por Chogüi de una obra de Amado Nervo basada en el clásico de Charles
Perrault