CUANDO
EL DESTINO NOS ALCANCE
CRÓNICA DE UN DÍA EN LA VIDA DE UN SUJETO
CUALQUIERA…
DE AQUÍ A 100 AÑOS!
Como todos los atardeceres, luego de ingerir una taza de té, Juan Tierra se dirigió lentamente al parque que se encontraba cerca de su casa, acomodó como le fue posible en una banca su maltrecho, amarillento y envejecido cuerpo. Durante un lapso de tiempo se mantuvo en una actitud pensativa, con la mirada perdida como si meditara profundamente sobre el agobiado ambiente que lo rodeaba.
A
simple vista podía pensarse que su edad rondaba al menos 80 años (aunque en
realidad tiene solamente 50. Su esposa había fallecido hace recientemente a consecuencia de graves procesos infecciosos
agravados por la alta contaminación del medio ambiente que imperaba desde hace varios
años. Sus hijos adolecen también de serios problemas renales y
pulmonares, infecciones de la piel, etc.
Absorto
en sus pensamientos recuerda su niñez y su época escolar, cuando todavía se
disfrutaba de algunos bosques, de lluvia y flores, la pesca en los ríos y lagos, de agua para
beber y bañarse. Recuerda también cuando su abuelo le narraba sobre lo
agradable y abundante que era la naturaleza, la flora y la fauna.
Recuerda
también como a principios del siglo XXI
ya se evidenciaban algunos síntomas en muchas regiones del planeta de la
escasez de agua y la contaminación ambiental
y como poco a poco el agua se volvió un recurso muy escaso y por lo
tanto codiciado, más que el oro o cualquier piedra o metal precioso, incluso
¡más que el petróleo!
Recuerda
como su abuelo le contaba como algunos grupos de personas visionarias llevaban
a cabo campañas para hacer conciencia para que se cuidara el agua como
patrimonio de la humanidad, para cuidar los bosques, que ya empezaban a sufrir
el embate de la desforestación por parte sectores comerciales inescrupulosos.
Ahora,
en su vida adulta, Juan Tierra observa impotente como los ríos, lagos y mantos
acuíferos están en proceso irreversible de agotarse y alto grado de
contaminación e Inmensas zonas desérticas van llenando el paisaje debido a la
tala indiscriminada de árboles y vegetación.
Observa
resignado la apariencia lamentable de la población: cuerpos amarillentos y
desfallecidos, piel reseca y arrugada por la deshidratación, cubierta de llagas
y úlceras debido a los rayos ultravioleta del sol, los cuales ya no pueden ser
filtrados en la atmósfera terrestre ante el acentuado debilitamiento de la capa
de ozono, que ha ido desapareciendo ante el incremento de la emanación de gases
tipo invernadero por las grandes fabricas industriales, símbolos del “desarrollo”
de la civilización, el deshielo polar que ya inundó muchas de las grandes
ciudades del mundo. En fin, todo lo que
se pronosticaba hace cien años, se está cumpliendo.
La tierra no está muriendo, está siendo asesinada!!!
El destino nos alcanzó.
La obra del hombre se completó.
Ni la ciencia, ni la tecnología pudo evitar el
colapso de la humanidad
Chogui
D.R.