A UNA FLOR.
Fuiste en mi vergel florecita de corta temporada,
Solo pude
atrapar en silencio tu alma virgen aún no manchada,
Lo suficiente
para dejar en mi corazón tu presencia dulcemente grabada,
Y llenarme los
sentidos de una fantasía ilusionada.
Tierna,
sencilla y delicadamente bella,
Como una casta
y fulgurante estrella,
Pasaste por mi
mustio y vacío firmamento,
Volviendo
suave y agradable el momento.
Sin darte
cuenta me embelesaban tus palabras,
Y me
hipnotizaba la inocencia de tus miradas,
Me convertiste
en prisionero con la ilusión sutilmente atada,
Pues tenía vedado
disfrutar la fragancia de tu esencia
inexplorada.
Llegó el adiós
que angustioso no deseaba,
Pues con tu
partida mi jardín se marchitaba,
Seguiré mis
pasos por la senda ya marcada,
La nostalgia y
melancolía llenarán de nuevo mi alma desolada.
Chogüi.